viernes, 4 de diciembre de 2009

David, un árbitro en el cielo

9 del 9 del 9. Fecha inolvidable Último hasta luego de mí, un hasta siempre para otros, un para siempre para los padres y familiares, amigos y novia, en el funeral de nuestro amigo y ex compañero David Perdiguero Rojo.
Para mí, David no se ha ido para siempre. Estará arbitrando esta temporada conmigo. Yo te llevare simbólicamente en mi silbato ROJO.
Aquella frase tan conocida de “que la muerte esta tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja” se me vino a la cabeza en seguida porque la tengo muy presente y porque me parece una manera muy positiva de vivir la vida, sabiendo que en cualquier momento no estaremos, que somos pasajeros transitorios de una vida corta o larga según se viva pero que somos mortales, demasiado mortales. Más de lo que siempre nos creemos.
David era un ser esplendido. Tuve ocasión de conocerle hace justo la mitad de los años que teníamos (tengo) ambos, con 18, cuando luchábamos por jugar a este deporte juntos. No lo logramos en Virgen de Atocha. Él no tuvo tanta suerte, yo sí. Pero el destino quiso que nos volviéramos a cruzar muy poco después en un campus de Aranjuez en 1993, ya como monitores. Un campus de jugadores, entrenadores y árbitros, la fórmula ideal que yo “grabe” en mi cabeza para realizarla más tarde en campus de Granada.
En la iglesia de nuestra señora de la consolación, consolación poca la verdad, se oficio el último adiós. Allí estuvieron buenos amigos árbitros de David. El sacerdote se acordó de todos los asociados de la A.M.A.A.B. en sus últimas palabras y el padre de David también dio las gracias a los árbitros por su recuerdo cariñoso hacia su hijo. En ese momento es cuando uno se emociona y le embarga la tristeza. Tal vez, cuando escuchas a su padre, te das cuenta de que se ha ido de verdad, porque yo no conozco un momento más duro que la pérdida de un hijo por parte de unos padres tan buenos, y, por primera vez en mi vida, lo pude vivir cuando les di el pésame a ambos. Desgarrador.
David era un árbitro de unos 2 metros de estatura. En los últimos años se cogía un partido para arbitrar como aquel que se va a jugar por placer a una partida de cartas. Nosotros veíamos el baloncesto de una manera muy parecida, no sólo porque fuéramos de la misma generación si no porque pensábamos prácticamente lo mismo e intentábamos, como ilusos, arreglar con palabras lo que no tenía solución en el mundo del arbitraje.
David era un héroe más de los que pitaban lo difícil. Ni partidos bonitos del “pastel”, ni grandes retos. El reto era pitar lo designado, lo marcado, vivir la aventura tocase lo que tocase. David no sabía de enfrentamientos entre equipos. Le ordenaban algo y David era un ser SIEMPRE servicial. Él se compraba su periódico antes del partido y se iba tan feliz a cumplir con su aventura dominical de pitar lo que hubiera que pitar. Igual era el que más sabía entender cómo se debe enfocar y arbitrar un partido.
A mí me sobrecogió tener que atravesar el colegio Montserrat para lograr llegar al funeral pues fue donde arbitramos juntos el último partido (de los pocos que nos daban de pareja a los “automaticos”-mote cariñosísimo hacía los autonómicos por parte de este “mundillo”).
David, quiero que tus desconsolados padres, familia, novia y amigos sepan que nos hemos acordado muchos de ti. Que no estás solo, que gente desconocida para ti y muy conocida en baloncesto me escribieron con cariño.
Ángel Goñi, Antonio Conde (árbitro Córdobes ACB, FIBA y Euroliga) de nuestra generación-1973-, Mª Luisa Glez-Bueno (fundación Estudiantes) fueron personas que me ayudaron a sobrellevar tu marcha. Ángel Goñi (nueve años ayudante de Pepu en Estudiantes ACB, y hombre clave en los triunfos del mismo) me decía en un email, tras un artículo escrito sobre ti el 27 de agosto: “Gracias Gonzalo. David, al cual no creo haber conocido, puede estar tranquilo y alegre, esté donde esté, porque una persona como tú lo va a recordar, de verdad, de corazón. Y va a gritar pidiendo un poco de razón en la sinrazón. Salud y gracias, y sobre todo un abrazo a ti y a los árbitros, amigos y familia de David”
David ya está en el cielo. Allí arbitrara otros partidos acordes a su corazón y, tal vez, vas a seguir arbitrando solo como yo en la tierra, y en mi último año (obligado por los clubes) como árbitro (esto ya no te lo puedo explicar).
Pero nosotros si tenemos un compañero oficial de mesa y tu lo tendrás también. Un gran oficial de mesa que también nos abandono este año (Rincón), al cual conocí en Cabrini en un torneo en 2008, y que se nos fue en una maldita carretera. Entre él y tú sacareis adelante otra competición mejor de lo que lo hacemos nosotros en este globo terráqueo. Os bastáis y os sobráis para sacar la competición del cielo, ese que no os quiso esperar porque, tal vez, y sólo, tal vez, os necesita allí arriba, donde todos anhelamos estar junto a vosotros dos algún día.
*Quiero dar las gracias a todos aquellos que acudieron a este numerosísimo funeral y a los que no pudieron por trabajo, y que tanto querían a David.

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