miércoles, 4 de abril de 2012

Demencia, Madness y Basket Music

07-12-2004 00:38:02 Gonzalo A. Gómez Valcárcel Una afición que marcó mi vida: La Demencia. Un grupo, Madness. Y una película, "Basket music". Me quedo con La Demencia de mi infancia. Con todos los respetos para la actual, nada como aquella que aseguraba la diversión en el Magariños; se ganara o se perdiera. Mi conocimiento se prolonga de subcampeonato a subcampeonato: en el primero (1981) tenía 8 años. Ahora han pasado 23. En 1981 no era ACB (algo así como el Antes del “Cristo” del Baloncesto), ni en la 81-82, ni en la 82-83, pero Martín Tello, Enrique Ojeda o Carlos Jiménez ("As") ya sabían lo que se cocía en el "Magata". Que le pregunten a Martín por el follón de los travestís en La Demencia –lo que publicó en una ocasión porque a los ingeniosos aficionados se les ocurrió vestirse en plan “Queen” a lo “I want to breek free”–, o el día que él se metió entre aquellos peculiares seguidores para saber de qué iba aquel rollo. El Estudiantes era pasión. La Demencia, gracias al "Gavioto” –desconozco si la inspiración del mote fue el célebre libro de Richard Bach, pero no me extrañaría nada– y al líder Garzón, supo ayudar a pasar la gran transición del subcampeonato del Estudiantes Mudespa (1981). Y es que cambiaron a once jugadores de aquella plantilla y se vistieron de buzones (Caja Postal). Pues bien, el entusiasmo de aquel grupo fue decisivo con un apoyo descomunal para que el equipo saliera a flote entre los años 1981 y 1984, ya que en este último año el equipo estuvo a cuarenta minutos de descender a Primera B. Al final, fue el Peñas de Huesca que entrenaba Arturo Ortega el que perdió la categoría. El caso es que mi equipo salió del atolladero. La Demencia quemó más de una vez parte del "Magata"; cortaba todos los días la calle Serrano, independientemente del resultado; el baño era continuo en Los Delfines, y el cántico, siempre el mismo: “¡Ito, ito, ito, metro gratuito!”. Y todo suponía volver a casa calentitos por las porras de los antidisturbios. Madness: Locura en inglés, como todo el mundo sabe. Célebre, como la propia Demencia, por sus grandes canciones, incluso utilizadas en un sinfín de anuncios para televisión. ¿Quién no conoce “It must be love”? ¿"Embarrestment"?, ¿"One Stop Beyond"?... Pues Madness fue un grupo de la época con la perfecta organización que tenía La Demencia y casi con el mismo nombre y la misma filosofía: la del follón bien organizado. Con esto ya tenía mi conexión música-baloncesto; fundamental para entender este deporte a mi manera. "Basket-Music": película de Julius Erving, mi ídolo deportivo y el jugador más elegante del que se copiaron muchas cosas; hasta la figura de su salto desde el tiro libre por parte del “perfecto” Jordan. Esa película llegó a mis manos en sistema Betamax y jamás la olvidaré, porque mezclaba música y deporte continuamente –¡qué tonto, el título ya lo indicaba!–, y los protagonistas eran los piscis (horóscopo del "Dr. J" y el mío propio, ¡qué fuerte!). Por aquel entonces jugaba a minibasket con Juanfra Garrido (d.e.p.) de entrenador en el "Estu" de los "mini-buzones". Llevaba el número 6, el de Julius. Y Juanfra era tan buena persona que hacía compatible jugar con el primer equipo y entrenar a una panda de mocosos… Algunos días Wayne McKoy (el único americano) bajaba a ponerles “gorros” a todos los niños que osaban culminar entradas en las canastas de mini de la desaparecida “caja de cerillas” (campos de "mini" transversales…) ¡Qué grandes tipos! ¡Qué locos estábamos todos! La Demencia, Madness, y "Basket-music"… Ahora ya no están ni Madness, ni "Basket-music". Y el entrañable y añorado “buzón” Juanfra tampoco; ni siquiera juega el 6 de los Sixers. Pero algo queda para siempre: La demencia, como una enfermedad incurable. Y eso es lo peor, que esa demencia es real ahora. Lo que nunca se quiso: una afición previsible.

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