viernes, 8 de enero de 2010

Gonzalo Martínez, ¡que pequeño más grande!

1,74 m.?; ¿1,75 m.? ¿Cuánto mide realmente Gonzalo Martínez? Siempre un centímetro más o menos, según qué medio facilitara el dato, pero eso es lo que había. Su hermano Pablo estaba en 1,78 m., pero Gonzalo es más pequeño todavía.

Soy de los que he tenido la suerte de, por la generación en la que me ha tocado jugar –un año más–, poder enfrentarme a Gonzalo en algunas ocasiones, e incluso he tenido que luchar contra él en la posición de base en categoría cadete, cuando uno ya no daba más de sí (según un ‘cura’) en nuestro club de origen (Estudiantes) y tuve que jugar mi primer partido fuera del club contra ese Estudiantes dirigido por Ángel Goñi (se echan mucho de menos sus palabras en el vídeo homenaje, cuando fueron muchos años formando a Gonzalo), y donde también estaban jugadores que llegarían arriba, como Álex Escudero o Paco García.

Gonzalo era un ‘imposible’ como contrario; era de esos jugadores que dominaban todo el juego, aunque destacara, para mí, en su inteligencia para robar balones en acción de tiro (cuando lo básico y normal era robarlos en dribling, que también), pues en la defensa de la triple amenaza (dribling, pase y tiro) era casi imposible ganarle la partida. No engañaba a los árbitros. Cuando te querías levantar para hacer un tiro, él metía la mano en el balón con una claridad que a cualquier árbitro no se le ocurría pitar falta, ya que este movimiento era su arma defensiva más eficaz. Luego se marchaba en contraataque… y canasta segura. Eso con unas cualidades físicas que no eran las más idóneas ni siquiera en aquellos años. Él te engañaba en el momento exacto en el que creías que le tenias vencido. Era desesperante jugar contra él. Demasiado bueno.

Gonzalo y Nacho Azofra, el primero del 74 y el segundo del 69 (pareja fabulosa en ACB), son los jugadores que teníamos claro desde pequeños (en la misma EGB) que estarían arriba. Otros llegaron como ellos desde el patio, pero no con la clarividad de estos dos. Eran de otra galaxia.

Gonzalo era ante todo un tío muy responsable. A nosotros nos tocó un Ramiro donde no salíamos hasta las cinco de la tarde con un recreo inmenso de tres horas donde se aprovechaba para que todos los cursos comieran, estudiaran o, en su mayoría, jugasen al minibasket (y al ‘futbito’, todo hay que decirlo).

Él no se quedaba a jugar. Él siempre se iba a casa a comer con una carpeta y unos libros por si tenía que estudiar, y alguna vez volvía antes de la primera hora de la tarde para jugar algo, pero cuidaba sus estudios y su alimentación (hay que decir que no vivía muy lejos del Ramiro). Era más responsable que el resto, pues ya se machacaría toda la tarde después.

Un jugador que estuvo a punto de dejarlo por las lesiones importantes en las rodillas. No tuvo nada de suerte y sé que en una ocasión estuvo a punto (pudo ser en Primera B o antes) de dejarlo definitivamente. No lo hizo. Siguió luchando en silencio y corriendo, dando vueltas y vueltas alrededor del Magariños y Nevera, mientras otros se entrenaban, con una constancia y perseverancia en el trabajo dignas de admirar.

La parte profesional ya la conocen todos. Me alegro de que sea de esos jugadores que no se han detenido nunca y que dejara una huella importante en Las Palmas –espectacular su etapa canaria– y en Murcia (donde como buen profesional lo tuvo que dejar honradamente cuando se dio cuenta de que no podría ayudar al equipo.

Indignante fue su forma de salir del club (Sr. Tejedor), cuando fue imprescindible su aportación en la salvación del equipo hace dos años en aquel partido contra Vive Menorca en casa, cuando a Perasovic se le encendió o ‘le encendieron’ la bombilla de que el bueno era, justo, el que no jugaba.

El que menos se merecía esta salida por la puerta de atrás era Gonzalo. Un jugador que lo dio todo por el Estudiantes, su colegio, su formación y su gente, y demostró una fidelidad inmensa a sus colores.

Hay jugadores que miden 2,16, otros 1,90 o 1,74. A veces, tantos centímetros son los que habría que poner en un mapamundi para darse cuenta de la distancia en inteligencia entre unos y otros. Sin faltar a nadie, gracias, Gonzalo, por tu aportación tan grande al baloncesto.

El pasado 29 de diciembre el club Estudiantes le rindió un merecido homenaje en el descanso del partido contra al equipo al que tantas veces le ganó, el Real Madrid.

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